Hacer guardia por los hermanos
(Mateo 24, 42-51) «¡Feliz el servidor aquel, a quien su señor al venir hallare obrando así! En verdad, os digo, lo pondrá sobre toda su hacienda»
(Mateo 24, 42-51) «¡Feliz el servidor aquel, a quien su señor al venir hallare obrando así! En verdad, os digo, lo pondrá sobre toda su hacienda»
(Lucas 4, 31-37) «¡Basta! ¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios»
(Mateo 16, 13-20) «Y Yo, te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificare mi Iglesia, y las puertas del abismo no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del reino de los cielos».
(Mateo 24, 42-51) «[…] También ustedes estén preparados, porque a la hora en que menos lo piensen, vendrá el Hijo del hombre»
(Mateo 19, 23-30) «[…] Y todo el que dejare casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o mujer, o hijos, o campos por causa de mi nombre, recibirá el céntuplo y heredará la vida eterna»
(Mateo 15, 21-28) «Ella, no obstante, vino a prosternarse delante de Él y dijo: “¡Señor, socórreme!” Mas Él respondió: “No está bien tomar el pan de los hijos para echarlo a los perros”. Y ella dijo: “Sí, Señor, pero los perritos también comen las migajas que caen de la mesa de sus dueños”».
(Mateo 19, 3-12) «A causa de la dureza de vuestros corazones, os permitió Moisés repudiar a vuestras mujeres; pero al principio no fue así. Mas Yo os digo, quien repudia a su mujer salvo el caso de adulterio, y se casa con otra, comete adulterio, y el que se casa con una repudiada, comete adulterio»
(Lucas 12, 32-34) «No tengan miedo, mi rebaño pequeño, porque es la buena voluntad del Padre darles el reino»
(Mateo 19, 16-22) «Si quieres ser perfecto, ve a vender todo lo que tienes, dales el dinero a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; luego ven y sígueme»
(Mateo 18, 1-5. 10. 12-14) «Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, pues yo les digo que sus ángeles, en el cielo, ven continuamente el rostro de mi Padre, que está en el cielo»
(Mateo 14, 22-33) Jesús y dijo: «¡Animo! soy Yo. No temáis». Entonces, respondió Pedro y le dijo: «Señor, si eres Tú, mándame ir a Ti sobre las aguas». Él le dijo: «¡Ven!». Y Pedro saliendo de la barca, y andando sobre las aguas, caminó hacia Jesús. Pero, viendo la violencia del viento, se amedrentó, y como comenzase a hundirse, gritó: «¡Señor, sálvame!».
(Mateo 19, 27-29) «Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?»
(Mateo 17, 1-9) «Señor, ¡qué bueno sería quedarnos aquí! Si quieres, haremos aquí tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías»
(Mateo 14, 1-12) «El rey se entristeció, pero a causa de su juramento y por no quedar mal con los invitados, ordenó que se la dieran; y entonces mandó degollar a Juan en la cárcel»
(Mateo 13, 54-58) «Un profeta no está sin honor sino en su país y en su familia».
(Mateo 9, 35; 10, 1) «La cosecha es mucha y los trabajadores, pocos. Rueguen, por lo tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos»
(Mateo 13, 31-35) «Abriré mi boca y les hablaré con parábolas; anunciaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo»
(Mateo 13, 44-52) En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «El Reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en un campo. El que lo encuentra lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, va y vende cuanto tiene y compra aquel campo.
(Juan 11, 19-27) «Sí, Señor, creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo»
(Mateo 13, 24-30) «El Reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo»