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Santa Cecilia, patrona de la música y ejemplo perfectísimo de la mujer cristiana

Santa Cecilia es celebrada en todo el mundo como patrona de la música, de los músicos y cantantes, también se la describe como "ejemplo perfectísimo de la mujer cristiana, que abrazó la virginidad y sufrió el martirio por amor a Cristo”. Por ser una de las primeras mártires de la Iglesia, su biografía contiene una mezcla historia y la leyenda.
Santa Cecilia, patrona de los musicos

Tomado de PrinmerosCristiano.org
Editado por Formacióncatolica.org

La tradición cuenta que Santa Cecilia, cuya memoria se celebra cada 22 de noviembre, era una joven romana noble y que fue martirizada en el año 230 aproximadamente durante el imperio de Alejandro Severo y el papado de Urbano I. Su culto es antiguo: en efecto, el título de homónima Basílica en Trastevere es anterior al Edicto de Constantino (313) y la fiesta en su memoria se celebraba ya en el año 545.

En la Liturgia de las Horas se lee: «El culto de Santa Cecilia, bajo cuyo nombre fue construida en Roma una basílica en el siglo V, se difundió ampliamente a causa del relato de su martirio, en el que es ensalzada como ejemplo perfectísimo de la mujer cristiana, que abrazó la virginidad y sufrió el martirio por amor a Cristo».

El Papa Gregorio XIII le declaró Patrona de la música y de los músicos en 1584.

La fuerza del amor

Para saber de su martirio se puede leer la Passio Sanctae Caeciliae, un texto que tiene más connotaciones legendarias-literarias que históricas. Según cuenta el texto La Passio, Cecilia se casó por ordenes de su padre con el pagano Valeriano a quien le cuenta en la noche de bodas que se ha convertido al cristianismo y que ha hecho un voto de virginidad perpetua.

Ella le dice: «Ninguna mano profana puede tocarme, porque un ángel me protege. Si tú me respetas, él te amará, como me ama a mí». Por su parte, Valeriano pidió ver al ángel, a lo que Cecilia le responde: «Si crees en el Dios vivo y verdadero y recibes el agua del bautismo lo verás».

Valeriano por su cuenta acepta recibir la catequesis y el bautismo de parte del Papa Urbano I. Después se le une su hermano Tiburcio, abrazando también él la fe cristiana.

Ambos hermanos fueron arrestados por orden del prefecto Turcio Almachio y luego de ser torturados fueron decapitados junto a Massimo, el oficial que los había conducido a la cárcel y que, en el recorrido, también él se había convertido.

Como decimos al principio, una tradición vincula estrechamente a Santa Cecilia con la música, tradición basada sin duda en el pasaje de sus «Actas» que cuenta que ella misma tocó el órgano el día de su boda, y que «en su corazón cantaba sólo a Dios». El famoso tratado hagiográfico medieval que es la «Leyenda Aurea» de Jacobo de la Vorágine, escrito hacia el año 1264, lo relata con estas palabras: «Mientras los músicos ensayaban las canciones que durante la celebración de la boda pensaban cantar y tañer con sus instrumentos, también Cecilia dentro de su corazón cantaba silenciosas endechas en las que decía al Señor: “¡Haz Dios mío que mi cuerpo y mis afectos se conserven inmaculados!”».

La fe que vence la muerte

Almachio decide seguidamente asesinar también a Cecilia. Una acción nada fácil, considerando la gran popularidad que gozaba la joven cristiana, temía repercusiones por una ejecución pública, así que decide someterla a un juicio sumario y luego orden que se encerrada en su propia casa, encerrándola en en una caldera a altísima temperatura, escenificando una muerte por asfixia.

Después de más de 24 horas, los guardias la encontraron milagrosamente viva envuelta en un rocío celestial. Almachio arremete entonces ordenando la decapitación, sin embargo, el verdugo no logra cortarle la cabeza, tras intentarlo con fuerza tres veces.

Cecilia sigue profesando su fe en Dios Uno y Trino, con los dedos de sus manos, es así como fue esculpida por Maderno en la célebre estatua custodiada bajo del altar central de la Basílica que lleva su nombre.

Santa Cecilia muere tras tres días de agonía, dona todos sus bienes a los pobres, su casa a la Iglesia, y aunque si no puede hablar, sigue profesando su fe en Dios Uno y Trino, con los dedos de sus manos, es así como fue esculpida por Maderno en la célebre estatua custodiada bajo del altar central de la Basílica que lleva su nombre.

El Evangelio en el corazón

Según la Leyenda aurea, la colección medieval de biografías hagiográficas compuesta y escrita en latín por el dominico Jacobo de Varagine, en la hay varios párrafos narrativos de la Passio, se cuenta que fue el Papa Urbano I, con la ayuda de algunos diáconos, quien sepultó el cuerpo de la joven mártir Cecilia en las catacumbas de San Calixto, en un puesto de honor cerca de la Cripta de los Papas.

Luego en el 821, el Papa Pascual I, gran devoto de la Santa, invocada «la virgen Cecilia que llevaba siempre apoyado en su pecho el Evangelio de Cristo», trasladó las reliquias a la cripta de la Basílica de Santa Cecilia en Trastevere, que fue construida en su honor.

En la vigilia del Jubileo del 1600, durante los trabajos de restauración de la Basílica queridos por el cardenal Paolo Emilio Sfrondati, se encontró el sarcófago que contenía el cuerpo de la joven Santa, que estaba en perfecto estado de conservación, envuelto en un vestido de seda y oro.

Música e iconografía

¿Cuál es la relación de Santa Cecilia con la música? Al final de la época Medieval, se encontró un lazo de unión explícito y documentado entre la Santa y la música.

En una pieza musical de la Passio, según algunos, y en la antífona del ingreso de la Misa en su fiesta, según otros, en la letra de la pieza musical se lee: «… mientras los órganos sonaban, ella cantaba en su corazón solamente al Señor». Una interpretación del texto que permitió que a partir de mediados del siglo XIV, en varias partes de Europa, la iconografía de la Santa se comenzó a extender enriqueciéndose de elementos musicales.

Una obra de arte que representa esta unión de Santa Cecilia con la música es la obra de Rafael titulado: El éxtasis de Santa Cecilia, que realizó para la Iglesia de San Juan en el Monte, en Bolonia, representando a la santa llevando en una mano un órgano portátil y a sus pies varios instrumentos musicales.

Esta obra sella la relación de la mártir romana con la música, que ya se invocaba y celebraba como protectora de los músicos y cantantes. La Academia de la Música fundada en Roma en el 1584, lleva su nombre.

En honor a Santa Cecilia, un importante movimiento de renovación de la música sacra católica de finales del s. XIX recibe el nombre de «cecilianismo».

Dicho todo lo cual, y como es fácil comprender, en honor a Santa Cecilia es hoy también el Día internacional de los músicos, que nos dan un motivo más para disfrutar de la vida y nos acercan el cielo a la tierra, razones sobradas para de todo corazón, felicitar desde aquí a cuantos de una manera u otra, dedican su vida o parte de ella a la música.

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1 comentario en “Santa Cecilia, patrona de la música y ejemplo perfectísimo de la mujer cristiana”

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