La Virgen que curó a Santa Teresita del Niño Jesús
Santa Teresita de Lisieux necesitaba un milagro para curar sus males y el mismo llegó de la mano de la Virgen de las Victorias, de la que era fiel devota.
Santa Teresita de Lisieux necesitaba un milagro para curar sus males y el mismo llegó de la mano de la Virgen de las Victorias, de la que era fiel devota.
La gran enseñanza de la Doctora de la Iglesia, Santa Teresita del Niño Jesús, condensada en las explicaciones del P. Antonio Royo Marín O.P. sobre la «infancia espiritual del cristiano». Infancia que está asociada a la humildad y que consiste en «reconocer la propia nada ante Dios y ante los hombres, en regocijarse de verse pequeño e impotente, para que brille únicamente en nosotros la misericordia de Dios».
Santa Teresita es una de las flores más bellas de nuestra humanidad, maravillosamente florecida en todas las más profundas dimensiones de su femineidad. Por sus fotos, conocemos la belleza de su rostro, y por sus escritos la belleza de su corazón, la belleza de un corazón humano, de un corazón femenino plenamente realizado en el amor.
Santa Teresita es un fenómeno espiritual extraordinario en la historia de la Iglesia por su profunda doctrina combinada con su gran sencillez.
El deseo de Peter Pan, el de la eterna infancia, no es otra cosa que un camino de santidad, como nos lo explica magistralmente Santa Teresa del Niño Jesús.