San Lorenzo y las Riquezas de la Iglesia
San Lorenzo vivió el drama de la persecución en el año 258 d.C. Cuando se proclamó el edicto del emperador Valeriano por el que todos los obispos, presbíteros y diáconos debían morir. Lorenzo no se desanimó, pues anhelaba morir por Cristo y su Iglesia y pasar por el martirio como muchos Santos. Mientras su fe era probada exclamó con fuerzas: «Recibe, oh Señor, este holocausto como una agradable fragancia».