San Blas, Obispo y Mártir
(Marcos 16, 15-20) «Id por el mundo entero, predicad el Evangelio a toda la creación. Quien creyere y fuere bautizado, será salvo; mas, quien no creyere, será condenado»
(Marcos 16, 15-20) «Id por el mundo entero, predicad el Evangelio a toda la creación. Quien creyere y fuere bautizado, será salvo; mas, quien no creyere, será condenado»
(Juan 15, 9-17) «Como mi Padre me amó, así Yo os he amado: permaneced en mi amor. Si conserváis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, lo mismo que Yo, habiendo conservado los mandamientos de mi Padre, permanezco en su amor»
(Juan 10, 11-16) «Yo soy el pastor bueno, y conozco las mías, y las mías me conocen, –así como el Padre me conoce y Yo conozco al Padre– y pongo mi vida por mis ovejas»
(Mateo 25, 31-46) «Cuando venga el Hijo del hombre, rodeado de su gloria, acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria»
(Juan 10, 11-16) «El buen pastor da su vida por las ovejas. Pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye, y el lobo hace presa en ellas y las dispersa, porque es asalariado y no le importan nada las ovejas»
(San Juan 17, 11-19) «Así como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. Yo me santifico a mí mismo por ellos, para que también ellos sean santificados en la verdad»
(Marcos 4, 1-10. 13-20) «Aquellos, en fin, que han sido sembrados en buena tierra, son: quienes escuchan la palabra, la reciben y llevan fruto, treinta, sesenta y ciento por uno»
(Mateo 23, 8-12) «El mayor entre ustedes será el que los sirve, porque el que se eleva será humillado, y el que se humilla será elevado»
(Mateo 5, 13-19) «Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán?
No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.
Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.»
(Juan 17, 1b. 20-26) «Que todos sean uno: como Tú, Padre, estás en mí y Yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que Tú me enviaste»
(Juan 7, 20-26) «Mas no ruego sólo por ellos, sino también por aquellos que, mediante la palabra de ellos, crean en Mí, a fin de que todos sean uno, como Tú, Padre, en Mí y Yo en Ti, a fin de que también ellos sean en nosotros, para que el mundo crea que eres Tú el que me enviaste»
(Mateo 9, 35-38) «La mies es grande, mas los obreros son pocos. Rogad pues al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies»
Desde el 21 de diciembre 2014, la Diócesis de Ciudad del Este cuenta con un nuevo Obispo: Mons. Guillermo Steckling. Él fue ordenado en la Catedral “San Blas” de Ciudad del Este, ante una multitud de fieles que llegaron de varias localidades. Muy amablemente, fuimos recibidos, los integrantes de la Revista Formación Católica, por Mons. Steckling en su despacho episcopal, donde mantuvimos una amena conversación. 1-Antes de su nombramiento ¿A qué tareas pastorales se dedicaba? “En los últimos años, me he dedicado a la formación de futuros sacerdotes, principalmente a los miembros de los Oblatos de María Inmaculada, pues nosotros tenemos una casa de formación en el Barrio Santa Ana de Asunción. Igualmente, me he dedicado a la enseñanza de la filosofía en algunas instituciones y a la formación permanente de los sacerdotes, especialmente a los de mi congregación. En mis 12 años como Superior General, he visitado prácticamente los 60 países en los que se encuentra nuestra congregación religiosa misionera.Estamos alrededor de 4 mil miembros. En ese entonces, mi tarea era coordinar el trabajo misionero a nivel mundial”. 2-¿Cómo recibió el anuncio de su nombramiento como Obispo de la Diócesis de Ciudad del Este, por parte de su
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