Aquí persecuciones, luego la vida eterna
(Marcos 10, 28-31) «En verdad, os digo, nadie habrá dejado casa, o hermanos, o hermanas, o madre, o padre, o hijos, o campos, a causa de Mí y a causa del Evangelio, que no reciba centuplicado ahora, en este tiempo, casas, hermanos, hermanas, madre, hijos y campos –a una con persecuciones–, y, en el siglo venidero, la vida eterna. Mas muchos primeros serán últimos, y muchos últimos, primeros»