San Francisco Javier, Presbítero
(Marcos 16, 15-20) «Id por el mundo entero, predicad el Evangelio a toda la creación. Quien creyere y fuere bautizado, será salvo; mas, quien no creyere, será condenado»
(Marcos 16, 15-20) «Id por el mundo entero, predicad el Evangelio a toda la creación. Quien creyere y fuere bautizado, será salvo; mas, quien no creyere, será condenado»
(Lucas 10, 1-9) En toda casa donde entréis, decid primero: «Paz a esta casa». Y si hay allí un hijo de paz, reposará sobre él la paz vuestra; si no, volverá a vosotros.
Las tierras del lejano Oriente conocieron la figura de Cristo gracias al sobrehumano esfuerzo apostólico de San Francisco Javier. Su gran preocupación: Que todos conozcan a Dios y se salven. ¡Ay de mí, si no anuncio el Evangelio! De las cartas de san Francisco Javier a san Ignacio Venimos por lugares de cristianos que ahora habrá ocho años que se hicieron cristianos. En estos lugares no habitan portugueses, por ser la tierra muy estéril extremo y paupérrima. Los cristianos de estos lugares, por …
La preocupación de san Francisco Javier: que las almas conozcan a Dios Leer más »
(Mateo 10, 7-15) «Yo les aseguro que el día del juicio, Sodoma y Gomorra serán tratadas con menos rigor que esa ciudad»
Claros son los mandamientos que con respecto a las misiones, Jesucristo nos dejó. Sus últimas palabras, las dirigidas a los apóstoles, en los instantes finales de su estada en la tierra, constituyen su testamento. Claras y terminantes expresan: «A mí se me ha dado testad en el cielo y en la tierra. Id, pues, e instruid todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (San Mateo, XXVIII,18-19).
El 12 de octubre de 1492, año de gracia para América, se produce el encuentro de dos mundos. Como dice Iraburu «Quizá nunca en la historia se ha dado un encuentro profundo y estable entre pueblos de tan diversos modos de vida como el ocasionado por el descubrimiento hispánico de América».
El anuncio del evangelio requiere obreros que realicen el mandato de nuestro Señor Jesucristo: «Id y enseñad a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo».
«Cuéntame la historia de ese Dios». Estos son los frutos de evangelización de un misionero en el Tíbet; su nombre es Federico Juan Highton, un sacerdote argentino que desarrolla su labor evangelizadora en la meseta tibetana, territorio donde hay miles de aldeas que nunca han escuchado hablar de Jesús pero que al ver un crucifijo o escuchar el Evangelio por primera vez, quieren saber más «de ese Dios».
Una mera bendición sacerdotal, aun en tierras paganas de idolatría y satanismo, destruye las obras de los demonios, que huyen espantados como quien huye del fuego. Este es el Testimonio del Padre Federico, Misionero en el Malawi, sobre la bendición sacerdotal en tierras paganas de idolatría y satanismo, que destruye las obras de los demonios.
Incontables e impresionantes son los testimonios de cada misionero; familias enteras que se bautizan, hermanos que vuelven a la fe verdadera.
Una historia de misiones, de aquellas que impresionan a los niños.
Las misiones responden al llamado que nos hacen Nuestro Señor Jesucristo y la Iglesia para compartir con todos la alegría que nos da nuestra fe y anunciar a Cristo a aquellos que no lo conocen.
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