Paguemos nuestras deudas con Misa
(Mateo 18, 21—19, 1) Entonces arrojándose a sus pies el siervo, postrado, le decía: «Ten paciencia conmigo, y te pagaré todo» Movido a compasión el amo de este siervo, lo dejó ir y le perdonó la deuda.
(Mateo 18, 21—19, 1) Entonces arrojándose a sus pies el siervo, postrado, le decía: «Ten paciencia conmigo, y te pagaré todo» Movido a compasión el amo de este siervo, lo dejó ir y le perdonó la deuda.
(Mateo 18, 15-20) «pues donde dos o tres se reúnen en mi nombre, ahí estoy yo en medio de ellos»
(Mateo 19, 16-22) «Si quieres ser perfecto, ve a vender todo lo que tienes, dales el dinero a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; luego ven y sígueme»
(Mateo 18, 1-5. 10. 12-14) «Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, pues yo les digo que sus ángeles, en el cielo, ven continuamente el rostro de mi Padre, que está en el cielo»
(Lucas 1, 39-56) «¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme?»
(Mateo 17, 22-27) «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; y lo harán morir, y al tercer día resucitará»
(Juan 15, 12-16) «Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; Yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre.»
(Mateo 14, 22-33) Jesús y dijo: «¡Animo! soy Yo. No temáis». Entonces, respondió Pedro y le dijo: «Señor, si eres Tú, mándame ir a Ti sobre las aguas». Él le dijo: «¡Ven!». Y Pedro saliendo de la barca, y andando sobre las aguas, caminó hacia Jesús. Pero, viendo la violencia del viento, se amedrentó, y como comenzase a hundirse, gritó: «¡Señor, sálvame!».
(Mateo 16, 24-28) «Yo les aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán, sin haber visto primero llegar al Hijo del hombre como rey»
(Mateo 19, 27-29) «Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?»
(Mateo 16, 13-23) Díjoles: «Y según vosotros, ¿Quién soy Yo?» Respondiole Simón Pedro y dijo: «Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo»
(Juan 12, 24-26) «El que quiera servirme que me siga, para que donde yo esté, también esté mi servidor. El que me sirve será honrado por mi Padre»
(Mateo 15, 21-28) «No está bien quitarles el pan a los hijos para echárselo a los perritos»
(Mateo 14, 22-36) Y Pedro saliendo de la barca, y andando sobre las aguas, caminó hacia Jesús. Pero, viendo la violencia del viento, se amedrentó, y como comenzase a hundirse, gritó: «¡Señor, sálvame!» Al punto Jesús tendió la mano, y asió de él diciéndole: «Hombre de poca fe, ¿por qué has dudado?»
(Lucas 9,57-62) «El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios»
(Mateo 14, 13-21) Y comieron todos y se saciaron y alzaron lo sobrante de los trozos, doce canastos llenos. Y eran los que comieron cinco mil varones, sin contar mujeres y niños.
(Mateo 17, 1-9) «Señor, ¡qué bueno sería quedarnos aquí! Si quieres, haremos aquí tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías»
(Mateo 14, 1-12) «El rey se entristeció, pero a causa de su juramento y por no quedar mal con los invitados, ordenó que se la dieran; y entonces mandó degollar a Juan en la cárcel»
(Mateo 13, 54-58) «Un profeta no está sin honor sino en su país y en su familia».
(Mateo 9, 35; 10, 1) «La cosecha es mucha y los trabajadores, pocos. Rueguen, por lo tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos»
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