Muchas veces juramos arrepentimiento y prometemos a Dios que nunca más caeríamos en cierto pecados, pero no podemos, y volvemos a caer. «Sin mí – dice el Señor – nada pueden hacer»
Lo que nos queda, como propósito de enmienda, es rogar a Dios Nuestro Señor que nos conceda la gracia de ser fieles y resistir al pecado.
Domingo XXVI – Durante el año
Evangelio según san Mateo 21, 28-32
«Vosotros no os arrepentisteis ni le creísteis»
En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
«¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: “Hijo, ve hoy a trabajar en la viña”. Él le contestó: “No quiero». Pero después se arrepintió y fue.
Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: “Voy, señor”. Pero no fue.
¿Quién de los dos cumplió la voluntad de su padre?».
Contestaron: «El primero».
Jesús les dijo: «En verdad os digo que los publicanos y las prostitutas van por delante de vosotros en el reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no os arrepentisteis ni le creísteis».