Audacia apostólica
(Lucas 5, 17-26) Cuando él vio la fe de aquellos hombres, dijo al paralítico: «Amigo mío, se te perdonan tus pecados».
(Lucas 5, 17-26) Cuando él vio la fe de aquellos hombres, dijo al paralítico: «Amigo mío, se te perdonan tus pecados».
(Lucas 4, 16-30) «Seguramente me dirán aquel refrán: ‘Médico, cúrate a ti mismo, y haz aquí, en tu propia tierra, todos esos prodigios que hemos oído que has hecho en Cafarnaúm’»
La falta de amistades profundas en el verdadero sentido de la palabra causa muchos problemas. Los verdaderos amigos ayudan a formar nuestra personalidad, completando lo que nos falta. Los verdaderos amigos reprenden los pecados y otras peculiaridades problemáticas que podemos desarrollar.
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