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Elementos de la imagen de la Virgen de Guadalupe

La imagen de la Virgen de Guadalupe que apareció en la tilma de San Juan Diego es un «códice» en el que se pueden apreciar varios elementos con un gran significado. La tilma con la figura de la Virgen de Guadalupe es una imagen «aqueropita», es decir que no fue hecha por manos humanas y es fruto de la intervención divina.

Tomado de Desdelafe.mx
y Catolico.org

Debemos considera primeramente lo siguiente: un pueblo que no tiene escritura como la conocemos nosotros, debe emplear otros medios para comunicarse, por ejemplo, dibujos o pinturas que contienen elementos que quienes los miran pueden reconocer y entender.

En este sentido, la imagen de la Virgen de Guadalupe es un «códice» que les permitió a los indígenas captar a primera vista y entender de inmediato el mensaje que transmitía a través de los elementos contenidos en dicha imagen.

Un mensaje lleno de amor y misericordia de parte de Dios y de su Madre, que no destruyó sino encauzó y llevó a plenitud la fe de un pueblo creyente, un mensaje de reconciliación que logró lo humanamente imposible: la conversión instantánea de millones de indígenas y la unión de dos razas, de dos culturas que parecían irreconciliables.

¿Cuál es la historia de la Virgen de Guadalupe?

La historia de la Virgen de Guadalupe está narrada en el Nican Mopohua, un texto escrito en náhuatl entre entre 1545 y 1548 por Antonio Valeriano. «Nican Mopohua» significa «Aquí se narra» y narra a detalle las apariciones de la Virgen de Guadalupe.

¿Qué tiene de especial la Imagen de la Virgen de Guadalupe?

La tilma con la figura de la Virgen de Guadalupe es una imagen «aqueropita», es decir que no fue hecha por manos humanas y es fruto de la intervención divina. Esta tilma, que no tendría que durar más de 20 años, ha perdurado por casi 500, con su brillantez y luminosidad original. Ha sobrevivido a traslados, inundaciones y salitre; a derrames de ácido y a la explosión de una bomba.

Elementos de la imagen de la Virgen de Guadalupe y su significado

Virgen guadalupe - Elementos de la imagen de la Virgen de Guadalupe

1. Nubes. Los aztecas asociaban las nubes con lo divino. En la imagen las nubes se abren para dar paso a María, enviada del cielo.

2. Rayos. La Virgen de Guadalupe está rodeada de rayos que provienen del sol. Ella está delante, como en un eclipse que, a diferencia de lo que creían los indígenas, no presagia destrucción sino una nueva y luminosa era.

3. Manto azul-verde. Su color turquesa indica que la que lo porta es una emperatriz.

4. Pelo. Su pelo suelto evidencia su virginidad, pues las mujeres casadas llevaban el pelo trenzado. Los españoles interpretaban su cabeza cubierta como señal de recato.

5. Tez mestiza. Su color es una mezcla de raza blanca e indígena. En su persona, la Virgen de Guadalupe logra unir dos razas hasta entonces antagónicas.

6. Ojos. Miran hacia abajo con ternura. Estudios oftalmológicos han mostrado no sólo que hubiera sido imposible pintarlos sobre el burdo tejido de la tilma, pues presentan todas las líneas y venitas de los ojos, sino algo que en ese tiempo no se sabía: reflejan, como ojos humanos vivos, a quienes estaban presentes al momento del milagro.

7. Cabeza inclinada y expresión del rostro. A pesar de que viene del cielo y pertenece a la realeza no viene a imponerse ni a arrasar, sino con actitud bondadosa y humilde.

8. Cruz negra al cuello. Síntesis de dos culturas: Su color recordaba a Quetzalcóatl, se había transformado en hormiga negra para crear a la humanidad, pero su forma la cruz de Cristo, verdadero Dios y Hombre que dio Su vida para nuestra salvación.

9. Manos unidas. En oración y como formando la casita que pidió para poder recibir en ella a todos sus hijos, escucharlos y darles su amor, su mirada compasiva y su auxilio. Parecen tener dos tonos distintos, representan razas distintas unidas por la misma fe.

10. Cinta negra. La empleaban las mujeres nobles embarazadas (‘encinta’).

11. Vientre abultado. Muestra un embarazo avanzado, a unos días de dar a luz.

12. Rodilla flexionada. Los indígenas danzaban a manera de oración. Nuevamente sintetiza dos mentalidades: la oración occidental, con sus manos unidas y la oración indígena, con su rodilla doblada que expresa movimiento, ‘paso de danza’.

13. Manto cubierto de estrellas. Señora del cielo, su manto está lleno de estrellas no puestas al azar sino que coinciden con las constelaciones que brillaban en esa fecha sobre el valle de México. Nos cobija con su manto, nos protege con su intercesión.

14. Túnica rosa. Por su color, representa la tierra. Nos comprende y nos acompaña mientras peregrinamos por este mundo. Contiene nueve flores doradas que representan los nueve pueblos indígenas que peregrinaron y poblaron nuestro valle.

15. Flores y tallos. No siguen los pliegues del vestido porque son códices no adornos. Los tallos surgen como del manto, que representa el cielo, son ríos divinos que dan vida y rematan en flores que representan lo más bello de lo verdadero, entre las cuales unas simbolizan una nueva era, anunciada por una conjunción planetaria, otras son como corazones con rostro que representan el amor de un Dios que se ha hecho Hombre, y a la vez representan al Tepeyac, desde el cual sale un mensaje hacia todos los puntos cardinales. Se expresa así la misericordia divina y la salvación para todos los pueblos.

16. Flores coinciden con volcanes en el mapa de México. Si se coloca un mapa orográfico de México sobre la túnica se descubre que los volcanes coinciden con las flores. Nuestro cielo en su manto, nuestra tierra en su túnica, nos sentimos envueltos en su amor, cobijados en nuestra totalidad por su amor maternal.

17. Flor de cuatro pétalos en el centro de su vientre. Para los indígenas representaba los cuatro elementos, los cuatro puntos cardinales, las cuatro estaciones, las cuatro épocas pasadas a la espera del quinto sol. Es una flor solar cuyo centro representa al Niño Sol, y cuya posición indica movimiento perpetuo, es decir, que en el vientre de María está Dios, Omnipotente y Eterno, Sol verdadero que se ha hecho cercano y viene no a destruir sino a iluminar.

18. Luna negra. Alude al nombre náhuatl de México (‘en el ombligo de la luna’). María está sobre ella, ha venido a nuestro valle. Y la luna está oscura, en eclipse porque la rodea, la envuelve la luz del verdadero sol.

19. Ángel. Es indio, niño y anciano a la vez, fuerte y sabio. Mensajero de la Virgen, representa a Juan Diego, portador de la gran noticia que trae vida y verdad.

20. Alas del Ángel. De color verde, blanco y rojo, colores sagrados para los indígenas y, con el tiempo, los que se plasmaron en nuestra bandera.

21. Manos del Ángel. Con una toma el manto y con la otra la túnica. Expresa la comunicación, la unión del cielo con la tierra.

El Fenómeno de la Imagen

La pintura que cubre la tela es otro misterio. El sabio alemán Kuhn, premio Nobel en Química, ha estudiado esta pintura, y su respuesta dejó atónitos a los oyentes: “Estos colorantes no son ni minerales, ni vegetales, ni animales”. No han podido explicar el origen de los pigmentos que dan color a la imagen, ni la forma en que esta fue pintado. 

Se podría pensar que la tela ha resistido tanto porque la habrían encolado y preparado de manera especial como a otras pinturas famosas, para que tuviera gran resistencia. Pero el Señor Callaga, del instituto espacial NASA, de Estados Unidos, la ha estudiado con aparatos de rayos infrarrojos y ha descubierto que la tela no tiene ningún engomado ni preservativos, y que no se puede explicar cómo esa imagen ha resistido cuatro siglos en un lienzo tan ordinario. Con estos rayos infrarrojos se ha descubierto que la imagen no tiene esbozos previos -como se ve en los cuadros de Rubens y Tiziano-, sino que fue plasmada directamente, tal cual se la ve, sin tanteos ni rectificaciones.

La imagen no tiene pinceladas. La técnica empleada es desconocida en la historia de la pintura. Es incomprensible e irrepetible.

La ciencia moderna se queda sin explicaciones ante las maravillas de la imagen de la Virgen de Guadalupe.  Es una realidad irrepetible. Sobrepasa todas las posibilidades naturales, por lo que se puede decir que estamos ante un hecho sobrenatural.

Una tilma que no se corrompe. Unos colores que no fueron pintados. Una pupila que contiene toda la escena y todas las personas del momento del milagro. Estamos ante una imagen que ni el tiempo ni los atentados de hombres llenos de odio han podido vencer.

La Virgen no se impone, no reta, no humilla a sus enemigos.  El milagro de su presencia en el Tepeyac es real pero muy sutil. Es un milagro que no aparece como tal a primera vista. Quiere ser mas bien confirmación de la verdad para ayudar a los corazones que se han endurecido pero que aun buscan. 

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