Jesucristo viene a reinar, en este tiempo, desde la cruz. «Soy Rey. Y para eso he nacido» (Juan 18, 37) le dirá después a Pilato.
Él viene a reinar sobre todos aquellos que acogen el Evangelio. Los que lo reconocen, son parte de su reino y aquellos que lo ignoran, serán sus enemigos.
Domingo de Ramos
Evangelio según san Marcos 11, 1-10
Cuando estuvieron próximos a Jerusalén, cerca de Betfagé y Betania, junto al Monte de los Olivos, envió a dos de sus discípulos, diciéndoles: «Id a la aldea que está enfrente de vosotros; y luego de entrar en ella, encontraréis un burrito atado, sobre el cual nadie ha montado todavía. Desatadlo y traedlo. Y si alguien os pregunta: “¿Por qué hacéis esto?”, contestad: “El Señor lo necesita, y al instante lo devolverá aquí”». Partieron, pues, y encontraron un burrito atado a una puerta, por de fuera, en la calle, y lo desataron.
Algunas personas que se encontraban allí, les dijeron: «¿Qué hacéis, desatando el burrito?» Ellos les respondieron como Jesús les había dicho, y los dejaron hacer. Llevaron, pues, el burrito a Jesús y pusieron encima sus mantos, y Él lo montó. Y muchos extendieron sus mantos sobre el camino; otros, brazadas de follaje que habían cortado de los campos. Y los que marchaban delante y los que seguían, clamaban: «¡Hosanna! ¡Bendito sea el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito sea el advenimiento del reino de nuestro padre David! ¡Hosanna en las alturas!»