Evangelio según san Lucas 1, 57-66. 80
Y a Isabel le llegó el tiempo de su alumbramiento, y dio a luz un hijo. Al oír los vecinos y los parientes la gran misericordia que con ella había usado el Señor, se regocijaron con ella. Y, al octavo día vinieron para circuncidar al niño, y querían darle el nombre de su padre: Zacarías. Entonces la madre dijo: «No, su nombre ha de ser Juan». Le dijeron: «Pero nadie hay en tu parentela que lleve ese nombre». Preguntaron, pues, por señas, al padre cómo quería que se llamase. El pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre». Y todos quedaron admirados. Y al punto le fué abierta la boca y lengua, y se puso a hablar y a bendecir a Dios. Y sobrecogió el temor a todos sus vecinos, y en toda la montaña de Judea se hablaba de todas estas cosas; y todos los que las oían las grababan en sus corazones, diciendo: «¿Qué será este niño?», pues la mano del Señor estaba con él.
Y el niño crecía y se fortalecía en espíritu, y habitó en los desiertos hasta el día de darse a conocer a Israel.
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Solemnidad del Nacimiento de San Juan Bautista
Hoy, 24 de junio, la liturgia nos invita a celebrar la solemnidad de la Natividad de San Juan Bautista, cuya vida estuvo totalmente orientada a Cristo, como la de su madre, María.
«San Juan Bautista fue el precursor, la “voz“ enviada a anunciar al Verbo encarnado. Por eso, conmemorar su nacimiento significa en realidad celebrar a Cristo, cumplimiento de las promesas de todos los profetas, entre los cuales el mayor fue el Bautista, llamado a «preparar el camino» delante del Mesías (cf. Mt 11, 9-10)» Benedicto XVI.
San Juan Bautista fue apartado desde el vientre materno para preparar el camino del Señor y fue una figura significativa conectada con la Encarnación y la Redención. La Iglesia lo honra por su papel de precursor del Mesías.
Esta homilía apareció por primera vez aquí el 24 de Junio de 2021.
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