El Padre Pío de Pietrelcina habla a los que sufren: 20 consejos del Padre Pio a los que sufren que nadie debería desconocer.
El Padre Pío de Pietrelcina a lo largo de su vida escribió miles de cartas a sus dirigidos espirituales que son una fuente de sabiduría cristiana.
Ofrecemos a nuestros lectores esta pequeña selección de pensamientos del Padre Pío para afrontar el sufrimiento, extraídos precisamente, de las cartas que escribió a sus dirigidos espirituales. No tienen desperdicio. Dan esperanza y elevan el alma.
Pensamientos para afrontar el sufrimiento
Ofrecemos a nuestros lectores esta pequeña selección de pensamientos del Padre Pío para afrontar el sufrimiento, extraídos precisamente, de las cartas que escribió a sus dirigidos espirituales. No tienen desperdicio. Dan esperanza y elevan el alma.
También te pueden interesar: Anécdota: El Padre Pío y el Santo Rosario
1.- «Si puedes hablar al Señor en la oración, háblale, ofrécele tu alabanza; si por mucho cansancio no puedes hablar, no te disgustes en los caminos del Señor. Detenté en la habitación como los servidores en la corte y hazle reverencia. El te verá, le gustará tu presencia, favorecerá tu silencio y en otro momento encontrarás consuelo cuando él te tome de la mano».
2.- «Cuanta más amargura tengas, más amor recibirás».
3.- «Jesús quiere llenar todo tu Corazón».
4.- «Dios quiere que vuestra incapacidad sea la sede de su omnipotencia».
5.- «La fe es la antorcha que guía los pasos de los espíritus desolados».
6.- «En el tumulto de las pasiones y de las vicisitudes adversas nos sostenga la grata esperanza de la inagotable misericordia de Dios».
7.- «Ponga toda la confianza sólo en Dios».
8.- «El mejor consuelo es el que viene de la oración».
9.- «No temas por nada. Al contrario, considérate muy afortunado por haber sido hecho digno y participe de los dolores del Hombre-Dios».
10.- «Dios os deja en esas tinieblas para su gloria; aquí está la gran oportunidad de vuestro progreso espiritual».
11.- «Las tinieblas que a veces oscurecen el cielo de vuestras almas son luz: por ellas, cuando llegan, os creéis en la oscuridad y tenéis la impresión de encontraros en medio de un zarzal ardiendo. En efecto, cuando las zarzas arden, todo alrededor es una nubarrada y el espíritu desorientado teme no ver ni comprender ya nada. Pero entonces Dios habla y se hace presente al alma, que vislumbra, entiende, ama y tiembla».
12.- «Jesús mío, es el amor que me sostiene».
13.- «La felicidad sólo se encuentra en el cielo».
14.- «Cuando os veáis despreciados, haced como el Martín Pescador que construye su nido en los mástiles de las naves es decir, levantaos de la tierra, elevaos con el pensamiento y con el corazón hacia Dios, que es el único que os puede consolar y daros fuerza para sobrellevar santamente la prueba».
15.- «Ten por cierto que cuanto más crecen los asaltos del demonio tanto más cerca del alma está Dios».
16.- «Bendice el Señor por el sufrimiento y acepta beber el cáliz de Getsemani».
17.- «Sé capaz de soportar las amarguras durante toda tu vida para poder participar de los sufrimientos de Cristo».
18.- «El sufrimiento soportado cristianamente es la condición que Dios, autor de todas las gracias y de todos los dones que conducen a la salvación, ha establecido para concedernos la gloria».
19.- «Recuerda que no se vence en la batalla si no es por la oración; a ti te corresponde la elección».
20.- «La oración es la mejor arma que tenemos; es una llave que abre el corazón de Dios».
El Padre Pío escribió a su amigo, el padre Agostino: «Cuando Jesús quiere darme a conocer que me ama, me hace gustar las llagas, las espinas y las angustias de su pasión… Cuando quiere hacerme gozar, me colma el corazón de aquel espíritu que es puro fuego, me habla de sus delicias… Jesús, varón de dolores, quisiera que todos los cristianos lo imitaran… Mi pobre sufrir no vale nada, pero a pesar de ello le agrada a Jesús, porque en la tierra lo amó mucho».
Es verdad que hoy los hombres no logran comprender cómo un Dios que se dice bueno y padre permite tanto sufrimiento, incluso a personas inocentes. Por doquier se advierte la falta de sensibilidad espiritual para entender cuán necesario es reparar el mal y expiarlo.
El misterio de la cruz en la vida del cristiano, al igual que en la de Cristo, tiene una importancia decisiva, trascendente e insustituible. El discípulo no puede seguir otro camino que el propuesto por el Maestro, ni puede aceptar otra norma de vida que la que proclama Cristo mismo. El Maestro sabía muy bien que su norma no sería fácil ni suscitaría entusiasmo. Sin embargo, la proclamó categóricamente, con vigor: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame» (Mt 16,24).