La religión falsificada
(Marcos 3, 1-6) Mas Él mirándolos en derredor con ira, contristado por el endurecimiento de sus corazones, dijo al hombre: «Alarga la mano». Y la alargó, y la mano quedó sana.
(Marcos 3, 1-6) Mas Él mirándolos en derredor con ira, contristado por el endurecimiento de sus corazones, dijo al hombre: «Alarga la mano». Y la alargó, y la mano quedó sana.
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