La Magdalena: la contemplación de una pecadora arrepentida
Cuenta el Evangelio que «El primer día de la semana, de madrugada, siendo todavía oscuro, María Magdalena llegó al sepulcro; y vio quitada la losa sepulcral» (Jn 20,1).
Cuenta el Evangelio que «El primer día de la semana, de madrugada, siendo todavía oscuro, María Magdalena llegó al sepulcro; y vio quitada la losa sepulcral» (Jn 20,1).
El 13 de julio de 1917, la Virgen de Fátima mostraba a los tres pastorcitos Lucía, Francisco y Jacinta, en la Cova da Iria (Portugal), una visión del infierno y las trágicas consecuencias que trae la falta de arrepentimiento a quienes no se convierten. «Habéis visto el infierno, donde van las almas de los pobres pecadores» le dijo la Madre de Dios. Entonces, ¿Conviene hablar del infierno?
La Hna. María Felicia de Jesús Sacramentado, llamada cariñosamente «Chiquitunga» fue beatificada el 23 de junio del 2018. Su fiesta, 28 de abril, día de su nacimiento en el cielo, es una oportunidad para conocer su vida y encontrar en ella un ejemplo que nos anime también a nosotros a inmolar nuestra vida por el Ideal.
Según San León Magno «San Pedro fue el único escogido entre todo el mundo para ser la cabeza de todos los pueblos llamados, de todos los apóstoles y de todos los padres de la Iglesia».
Una de las manifestaciones de amor de la Madre de Dios para con nosotros es el Escapulario del Carmen, prenda de salvación que debemos llevarlo con gran piedad y devoción, para alcanzar un día la Patria Celestial.
Para entender la Virtud de la Templanza debemos leer a San Juan Pablo II, quien dice: «Un hombre templado es uno que es dueño de sí mismo. Aquel en quien las pasiones no prevalecen sobre la razón, la voluntad e incluso el “corazón”. ¡Un hombre que puede controlarse!
El matrimonio es para toda la vida, y lo que lo hace una aventura maravillosa es precisamente ese mandato de «uno con una para toda la vida». Cuando esto está claro, las crisis conyugales se convierten siempre en oportunidades para crecer juntos.
San Bernardo, después de recibir el mensaje de Cristo en relación al dolor que experimentaba en su hombro, trató de fomentar la devoción a la Llaga del hombro de Cristo, y escribió esta oración.
No es difícil escuchar en ambientes católicos o incluso en los mismos púlpitos, reflexiones sobre la curación del leproso narrada por San Marcos, en la que se afirma que la curación como tal, no ocurrió sino que el verdadero milagro fue la inclusión social de este hombre marginado por su condición de leproso. ¿Jesús solo rompió el tabú de una sociedad judía que despreciaba a los leprosos o realmente lo curó?
La castidad implica un aprendizaje del dominio de sí (obra que dura toda la vida, pues nunca se la considerará adquirida de una vez para siempre), que es una pedagogía de la libertad humana. La alternativa es clara: «o el hombre controla sus pasiones y obtiene la paz, o se deja dominar por ellas y se hace desgraciado» (cf Si 1, 22).
La Santa Misa, como la Cruz, es un acto de culto. Si bien, como creaturas, siempre somos mendigos, y vamos, como tales, a pedir, Dios se goza en recibir nuestro pequeño homenaje. Hemos de preparar nuestra mente y nuestro corazón para la asistir a la Santa Misa Dominical.
Bendito, Alabado y Adorado sea el Sagrado Corazón de Jesús en el Santísimo Sacramento, en todos los Sagrarios del mundo, en cada momento, hasta el fin de los tiempos. Amén.
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