El cielo es la ciudad eterna de los bienaventurados, el estado de visión beatífica y goce perfecto de Dios.
Consiste en:
Esta definición implica:
Santo Tomás de Aquino afirma: “El cielo es el bien perfecto que sacia plenamente el apetito sin que pueda desearse absolutamente nada más”.
¿Existe verdaderamente el cielo tal como lo describe la fe?
Sí. Su existencia es reafirmada:
Algunos ejemplos bíblicos:
▶ Concilio de Lyon II:
“Las almas que, después de recibido el Bautismo, no han caído en pecado y las que, tras el pecado, han sido purificadas, son recibidas inmediatamente en el cielo.”
▶ Constitución Benedictus Deus (Benedicto XII):
“Definimos que las almas de todos los santos, desde la Ascensión de Cristo hasta el juicio final, han estado, están y estarán en el cielo…”
Aun así, la iglesia no ha definido oficialmente su ubicación ni que sea un lugar físico.
▶ Reflexión del P. Royo Marín:
“Cada bienaventurado podría habitar una estrella sin estar separado de los demás, ya que todos estarían unidos por la visión de Dios. Verían a los demás en la esencia divina, como en un espejo perfecto”.
La visión beatífica es:
“Un acto de la inteligencia por el cual los bienaventurados ven a Dios, clara e inmediatamente, tal como es en sí mismo.”
Es una visión:
1 Juan 3, 2:
“Lo veremos tal cual es.”
1 Corintios 13, 12:
“Entonces veremos cara a cara.”
La visión de Dios no es posible natural ni sensiblemente:
▶ Lumen Gloriae
Es un don sobrenatural infundido por Dios que eleva al entendimiento humano o angélico para contemplar la esencia divina directamente.
Funciones:
▶ Ejemplo catequético:
El Lumen gloriae es como unas gafas espirituales que permiten ver a Dios, que sin ellas permanecería oculto.
Es pura y simple intuición (no deducción). Es contemplación en grado supremo, sin razonamientos ni imágenes.
▶ Contemplación vs Meditación
En la vida terrena podemos alcanzar vislumbres de contemplación, pero muy oscuramente.
▶ Objeto primario:
▶ Objeto secundario:
A través de Dios, los bienaventurados ven:
▶ Restricción:
No verán todos los detalles de los planes divinos. Verán lo que Dios desee revelarles, en la medida en que sus capacidades lo permitan.
El conocimiento en el cielo se puede agrupar según tres perspectivas:
Verán:
Verán:
▶ Ejemplo: Un alma bienaventurada comprenderá más que el mayor sabio de la tierra.
Verán:
▶ Sobre los seres queridos:
No nos olvidan. Nos conocen mejor que antes. Ruegan por nosotros y nos acompañan con mayor intimidad desde la gloria.
La visión beatífica es el estado más sublime que puede alcanzar una criatura racional. Es unión inmediata con Dios, conocimiento perfecto de su esencia, y gozo eterno sin fin. Veremos a Dios, y en Él, todas las cosas.
Nada más puede llenar plenamente el deseo del alma.
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios (Mt 5, 8).