Compendio, números 466 a 486
Introducción
La vida es de Dios. Es sagrada desde el principio hasta el fin. Él la da y Él la quita. Nadie tiene derecho sobre la vida ajena ni tampoco sobre la propia. El respeto a la vida corporal, y al cuerpo, es un mandamiento cristiano. ¿Nunca se puede matar?, ¿y en una guerra?, ¿y antes de que un niño nazca?, ¿y en una situación terminal? ¿Por qué el cristianismo es una cultura de la vida?
«Habéis oído que se dijo: “ojo por ojo y diente por diente”. Pues yo os digo: no resistáis al mal (…). Habéis oído que se dijo “Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo”. Pues yo os digo: “Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan”».
Mt 5, 38-39, 43-44
Exposición de la fe
1. El quinto mandamiento: no matarás. La vida es sagrada
Dios mismo ha enseñado a respetar la vida que Él ha creado y al hombre que es imagen de Dios. La vida es de Dios. Nunca existe el derecho a matar. Sólo existe el derecho a defenderse.
(Leer n. 466).
Antiguamente, las sociedades se defendían de los peores crímenes con la pena de muerte. Hoy una sociedad tiene muchos medios para defenderse y controlar a los malhechores. También se explica en estos números en qué consiste la defensa propia y de la sociedad.
(Leer nn. 467 a 469).
Hay cuatro grandes pecados contra la vida: el homicidio, el aborto, la eutanasia y el suicidio. Existe pecado cuando se busca directamente y primariamente quitar la vida.
(Leer n. 470).
El quinto mandamiento contempla también otros pecados contra la vida física y moral. Se llama escándalo al daño moral que se causa a los demás cuando se les anima o enseña a pecar. El escándalo mata el alma.
(Leer nn. 477 y 473).
2. La vida, la enfermedad y el cuerpo
El Señor nos ha pedido amar y cuidar a los enfermos. Es pecado provocar la muerte del enfermo, y hay obligación de cuidarlo hasta el final (alimentación, atención). Pero tampoco es recomendable usar medios desproporcionados para prolongar la vida.
(Leer nn. 471 y 478).
Desde su concepción, el embrión es un ser humano y, por lo tanto, nadie tiene derecho ni a manipularlo ni a matarlo.
(Leer n. 472).
Toda persona debe respetar su cuerpo y el de los demás. Nadie tiene un derecho total sobre su cuerpo. Debe evitar lo que le hace daño. Por eso es pecado el uso de las drogas y el abuso de alcohol, tabaco, etc. También por esa razón, hay que guardar algunas garantías cuando se experimenta con personas y en los trasplantes. Y se trata con respeto y caridad a los cadáveres.
(Leer nn. 474 a 476 y 479).
3. La paz y la guerra
El cristianismo es un gran mensaje de paz para el mundo. Los cristianos deben llevar la paz allí donde vayan. Y deben empezar por su propio corazón, quitando odios y rencores.
(Leer n. 480).
El mundo aspira a la paz. La paz de Dios se construye sobre la justicia y la caridad. Se necesita crear un clima de concordia y bienestar y evitar lo que provoca la guerra.
(Leer nn. 481, 482 y 486).
Para la conciencia cristiana, la guerra es horrible y nunca es lícito provocarla. El Compendio explicita condiciones estrictas de una legítima defensa mediante la fuerza militar.
(Leer nn. 483 y 484).
Las guerras desatan la violencia y dan lugar a muchos abusos. Pero la ley moral permanece y el derecho de gentes ha de respetarse. La tradición del derecho ha fijado algunas cosas sobre el trato de prisioneros y civiles.
(Leer n. 485).
Para profundizar
- Leer la escena del juicio final y lo que pide allí el Señor. Mt 25, 31-46.
- Sobre la pena de muerte, leer el Catecismo 2263 a 2267 (Según la versión definitiva del Catecismo del año 1997).
- Conocer y colaborar con asociaciones de defensa de la vida y de la dignidad de la persona.
Hablar con Dios
Rezar a la Virgen pidiendo por las situaciones en que la vida está amenazada, el Bajo tu protección, del Apéndice oracional.
«Oh María, Madre de los vivientes, a ti confiamos la causa de la vida: mira, Madre, el número inmenso de niños a quienes se impide nacer, de pobres a quienes se hace difícil vivir, de hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana, de ancianos y enfermos muertos a causa de la indiferencia o de una presunta piedad. Haz que quienes creen en tu Hijo sepan anunciar a los hombres el evangelio de la vida. Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo, la alegría de celebrarlo con gratitud durante toda su existencia y la valentía de testimoniarlo para construir, junto con todos los hombres de buena voluntad, la civilización de la verdad y del amor, para alabanza y gloria de Dios».
Juan Pablo II, final de Evangelium vitae
PREGUNTAS
- ¿Es lícita la pena de muerte?
- ¿Qué piensa la Iglesia sobre la eutanasia?
- ¿Qué piensa la Iglesia sobre el embrión?
- ¿Cómo hay que respetar el propio cuerpo?
- ¿Hay guerras justas?
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